Narciso fragmentado
Autor: Karla Roalandini Beyer
Título del texto: Narciso Fragmentado
Proyecto / obra: Cuerpos suspendidos. 1996 (Barro)
Narcisco fragmentado
Karla Roalandini Beyer
Fluidez, fragmentación, movimiento, congelamiento, laceración y éxtasis son algunas formas de expresión que Javier Marín utiliza y plasma en su escultura, a la manera de un “theatre d’emotions muettes, d’attitudes sécretement dansées, disloqués.”[1]
Cuerpos suspendidos no es la excepción al carácter hedonista de los juegos que el joven escultor nos propone al observar sus atletas, mártires y santos en el acto de encarnar. Bajo una idea coreográfica, tomando en cuenta la disposición espacial, dos cuerpos –uno masculino y otro femenino- se suspenden en el aire mostrando absoluta fragilidad: sus articulaciones se unen por medio de suturas metálicas, formando una especie de títeres. ¿No es la fugacidad, la fragmentación la condición del hombre posmoderno?
“Somos personajes rotos y restaurados, reestructurados, somos un camino accidentado…te caes, te rompes, te levantas, te remiendas y te sigues. Somos una colección de accidentes y errores…”[1]
Las características formales[1] de la escultura de Marín integran claramente las ideas que desea transmitir. La composición de los dos cuerpos huecos, modelados fragmentariamente en barro y ensamblados, refleja conceptos característicos de la sociedad narcisista, inmersa en el culto al cuerpo. Nuestra carne es la huella más evidente del tiempo.
[1] GRAINVILLE, Patrick, Sculptures, p. 9
Traducción: “teatro de emociones mudas, de actitudes secretamente danzadas, dislocadas.”
[1] Entrevista a Javier Marín, en su taller de trabajo, el 19-04-02.
Nota: aquellas frases entrecomilladas y en cursivas son de la entrevista a Javier Marín.
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