BRONCE

“Al principio le tenia aversión al bronce pues pensaba en el bronce frío, verde, decorativo, sentía que la escultura en bronce no tenía alma que las piezas no tenían vida propia, no se si es por el hecho de que son originales múltiples. Empezó como desafío, pues alguien me dijo que no debería de hacer nada más que barro, y esto me provocó, gracias a esos comentarios dije ni un barro más, tiré mi horno, regalé los materiales. Me metí a entender la técnica del bronce y me di cuenta había una vida detrás de lo que uno ve en el bronce, generalmente se desperdicia mucho de la estética, se borra el vestigio del proceso. Dejarlo evidente le quitaba lo frío, especialmente en el rescate del proceso de fundición del bronce en México.

El bronce en México es un bronce que se hace muy libremente, se hace con bronce de recuperación, es un bronce sucio, que ya por si mismo aporta a cada forma una serie de accidentes diferentes que le dan una personalidad propia: sale manchado, sale dorado. Y además hay muchas manos que colaboran, no era como el caso el barro en que todo sale de mis manos directo y ya, detrás de una pieza terminada están el que hace la cera, el que prepara la pieza, el que la envuelve para quemar la cera y le va a poner el bronce, y los terminadores.